Como hemos hablado en ocasiones anteriores, la micropigmentación facial es una especialidad estética mediante la implantación de pigmentos en la dermis más superficial.
La misma se lleva a cabo con agujas muy finas, que hacen que la misma sea semipermanente.
La micropigmentación facial, no solo corrige y modifica pequeñas imperfecciones, sino que, además realza los rasgos y equilibra pequeñas asimetrías faciales.
Pues su objetivo es embellecer nuestro rostro y así sentirnos mejor y más seguros de nosotros mismos.
Al ser una técnica correctora, tiene como principal tarea conseguir un resultado muy natural, es uno de los rasgos que la diferencia de los tatuajes, que son meramente decorativos.
Sin embargo, no debemos olvidarnos que el tratamiento de micropigmentación facial consta, tanto de sesiones de realización, (el número depende de la zona y la persona), pero también de sesiones de repaso.
Esto es importante a la hora de apreciar la intensidad del color, ya que, no será la misma en las primeras sesiones respecto a la intensidad posterior a las sesiones de repaso.
Pues en las primeras sesiones la intensidad será muy evidente, transcurrida una semana será más atenuada, para luego, pasados 15-20 días se pueda apreciar el color real.
El hecho de realizarnos una micropigmentación facial, no sólo nos permite ahorrar mucho tiempo de nuestra rutina de maquillaje diario.
Sino que también, como ya hemos dicho, nos ayudará a corregir ligeramente pequeñas irregularidades o defectos físicos, realzando nuestra belleza natural.
El hecho de realzar nuestra propia belleza también nos aportará más seguridad al encontrarnos siempre arreglados.
Es por ello que, se recomienda para personas con intolerancia al maquillaje, o aquellas que no son muy hábiles con el uso del mismo.
Así como para deportistas, ya que, no tienen que retocar el maquillaje, y el sudor no afecta a la micropigmentación.