Es muy común confundir la micropigmentación y el tatuaje, pues, aunque la micropigmentación deriva de la técnica del tatuaje.

Este último es una modalidad decorativa, mientras que la micropigmentación es una técnica correctiva. No obstante, son muchas las diferencias entre ambos.

En primer lugar, la profundidad de la dermis, ya que, el tatuaje es una técnica que deposita la tinta en una capa profunda de la piel, la dermis.

Mientras que, la micropigmentación deposita los pigmentos en la epidermis, la capa más externa.

Por otro lado, la duración del tatuaje es permanente, esto se debe al tipo de tinta y la profundidad en la que se trabaja.

Pero en caso de la micropigmentación, la duración es de entre 1 y 5 años, aunque depende de la técnica, la tinta utilizada, los cuidados llevados a cabo, etc.

También debemos tener en cuenta los pigmentos, pues los utilizados en la micropigmentación son muchos más selectivos.

Están formados por partículas mucho más pequeñas, cuya base es aceite. Además, deben ser hipo alergénicos para evitar posibles inconvenientes en la piel micropigmentada.

Sin embargo, a pesar de las diferencias de ambas técnicas, el tatuaje y la micropigmentación, a la hora de su eliminación son iguales.

Es decir, a pesar de utilizar pigmentos distintos, de que su duración sea distinta, y que estén implantados en capas diferentes de la piel, para eliminarlos se utiliza la misma técnica.

A través del láser, esta tecnología consiste en generar pulsos de energía con una longitud de onda específica, que sólo actúa sobre las partículas de pigmento de la tinta.

En caso de no querer eliminar por completo la micropigmentación, es posible eliminar partes o fragmentos específicos de un maquillaje permanente mal realizado o perfilado.

También debemos tener en cuenta que, la micropigmentación es una técnica que atribuye naturalidad.

Y cuyo objetivo es conseguir un resultado de maquillaje discreto, resaltando los rasgos o destacando los mismos.