Las cicatrices en la cabeza, suelen ser las más antiestéticas, debido a que, suelen producir falta de pelo en la zona, haciéndolas a su vez, las más visibles.

Las cicatrices craneales, pueden deberse a una operación, un accidente, una lesión, o incluso, la cicatriz que quede tras un trasplante capilar.

Da igual si se encuentran en la nuca, en la coronilla, o en el frente, la cabeza no podemos taparla constantemente, como sucede en los brazos, o el torso.

Pero, aunque las personas con el pelo largo, puedan disimular esa falta de pelo, debido a la cicatriz, las personas con el cabello corto, lo tienen más difícil.

En cualquier caso, la tricopigmentación, es la solución para las cicatrices craneales.

En micropigmentación, diferenciamos cinco tipos de cicatrices craneales:

• Cicatriz plana.
• Cicatriz abultada.
• Cicatriz deprimida.
• Cicatriz hipertrófica.
• Y cicatriz queloide.

Todas ellas, son comunes en los casos de tricopigmentación capilar.

Sin embargo, como hemos mencionado en otras ocasiones, no se trata de eliminar la cicatriz, ya que, la misma representa el cierre de la piel tras un desgarramiento.

El cual puede haberse producido por los casos, que hemos mencionado más arriba.

No obstante, nuestro objetivo no es eliminar la cicatriz, sino disimularla o camuflarla.

Para ello, llevamos a cabo el tratamiento de tricopigmentación capilar, para el mismo debemos estudiar la zona en concreto a tratar, el tamaño de la cicatriz, el color, etc.

La zona a tratar es muy importante determinarla, ya que, como podemos apreciar nosotros mismos, la cabeza tiene puntos donde la piel es más elástica, o más tensa.

Esto es muy relevante a la hora de llevar a cabo la micropigmentación.

Y el color de la cicatriz también debemos tenerlo en cuenta, así como el pigmento del cabello, pues para disimular la cicatriz, simularemos el color del pelo que se encuentra en el resto del cráneo.

De esta forma, la cicatriz parecerá visualmente parte de la cabeza, a pesar de que exista un abultamiento o no.